En una empresa, la travesía semanal de los capturistas alcanzaba su punto álgido cada viernes, convirtiéndose en una encrucijada vital. Estos incansables trabajadores dedicaban sus días a la recopilación de información esencial, construyendo minuciosamente un tapiz de datos que tejía el corazón de la organización. La rutina, meticulosa y ardua,